Hoy es el Día Internacional contra la Violencia de Género y cómo no podía ser de otra manera, la misión de esta semana ha estado enfocada en trabajar sobre ello y en sensibilizar a nuestros niños de lo importante que es, no sólo no ser violento sino la gran importancia de no mantenernos impasibles ante la violencia.
Un día como hoy, el 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de la ONU decidió aprobar la Declaración de los Derechos del Niño, por ese motivo hoy celebramos el Día Internacional de los Derechos del Niño. Pero no fue hasta el 20 de noviembre de 1989, donde se acordó el texto final de la Convención sobre los Derechos del niño, en el que el cumplimiento de estos derechos son obligatorios para todos los países que la firmaron.
Desde el mes de septiembre, nuestros amigos de la Asociación "La Flor de Castilla", han estado preparando el huerto del colegio para que nuestros niños pudieran plantar o sembrar en él.
Gracias a ellos hemos podido realizar la misión de esta semana y nos hemos ido todos de excursión al huerto.
El lunes volvieron las misiones emocionales al cole y qué contentos se pusieron nuestros niños. Incluso hubo alguno que la semana pasada me riñó por no haber ido a su clase a llevarle la misión, entonces yo les expliqué que los lunes que no hay clase esa semana no hay misión. Eso no les convenció demasiado porque me propusieron que esa semana se pasara la misión a otro día... Os confieso que me alegraron muchísimo sus comentarios, el ver una vez más que de verdad les gustan las misiones y que están deseando hacerlas me hace muy feliz.
Ayer les conté que la semana que viene, más concretamente el día 22 de noviembre, celebramos el día de Santa Cecilia que es la patrona de los músicos y de la música. Entre todos hablamos de lo relacionado que está la música con las emociones pues esta tiene la capacidad de evocarnos un millón de recuerdos y puede despertarnos un sinfín de emociones.
Hoy celebramos el Día de Todos los Santos, y me parece una buena ocasión para hablar de la muerte y del duelo.
Si hay una verdad universal es que todos nacemos y todos morimos, pero a pesar de esto a todos nos asusta la muerte y tememos que se muera algún ser querido. Estamos muy poco preparados para afrontar la muerte, la propia o ajena, y eso es muy poco sano pues tarde o temprano nos vamos a encontrar en alguna situación de duelo.
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